AL BORDE, Encuentro de Colectivos Teatrales Independientes de Montevideo.
“El teatro independiente, por sus caracteres, es siempre empresa de jóvenes” (Juan Carlos Legido)
Orígenes del “Teatro Independiente”
Una serie de factores convergieron, al decir de Walter Rela , para que a fines de la década del cuarenta del siglo XX un grupo de “conjuntos amateurs, semiprofesionales y experimentales” fundaran la Federación Uruguaya de Teatros Independientes. Entre los grupos fundadores se encontraban: Grupo Tespis, Agrupación Uruguaya de Teatro Vocacional El Tinglado, Cuadro Dramático de la Asociación Cristiana de Jóvenes, Compañía Odeón o Teatro Experimental. Con los años se sumarán: Club de Teatro y El Galpón (1949), La Máscara (1953) o Teatro Circular (1954). El pionero de este movimiento independiente había sido el Teatro del Pueblo, quien desde 1937, continúa Rela: “fijó una filosofía de trabajo y una conducta artística que transformó paulatinamente el quehacer escénico en dos direcciones que fueron metas incontrovertibles: rechazo a la influencia comercial sobre el actor y autonomía para seleccionar el repertorio, atendiendo a su calidad y no a la taquilla”. Pero además de independiente del teatro comercial, en una época en que esto implicaba un empresario que pagaba por una obra y contrataba actores y director para montar un espectáculo con el fin de obtener un beneficio económico, el teatro independiente uruguayo se construyó independiente del Estado. Al decir de Ruben Yáñez : “Nosotros hicimos un movimiento teatral desde cero, con gobiernos batllistas y blancos. ¿A donde se apeló? A la población, no al Estado. El teatro independiente nace independiente del empresario –lo cual es todo un concepto- e independiente del Estado.” En 1968 Juan Carlos Legido recordaba: “desde 1937 se han creado aproximadamente dieciséis elencos independientes tan solo en Montevideo; una cantidad parecida en el interior -sin contar los innumerables elencos de corta existencia, con un par de obras representadas- la mayoría con salas propias. Salas que fueron construidas con escasez de medios materiales y enormes sacrificios, y que incluso algunas de ellas fueron demolidas al poco tiempo de ser inauguradas (...) Como culminación de este proceso se inaugura en diciembre de 1962 la carpa de la Federación de Teatros Independientes que, con sus 400 localidades y su imponente aspecto, cierra un ciclo pródigo de esfuerzos, sacrificios y realizaciones.” Aquí entonces tenemos otra característica relevante de estos grupos, el interés por construir su propia sala, de tener un espacio pensado específicamente para sus representaciones teatrales. Por último nos interesa destacar la relación con la dramaturgia, relación que queda ya delineada cuando Rela afirma que el teatro independiente busca: “autonomía para seleccionar el repertorio”. Lo que se deduce de esta afirmación es que el repertorio es algo exterior a estos grupos, y que su relación con ese repertorio radica en discutir sobre el valor artístico que posee para tomar la decisión de representarlo, pero siempre como algo externo al colectivo teatral. De hecho tanto Rela como Legido, luego de historiar la creación y consolidación de estos grupos, se dedican a estudiar la “Literatura dramática” del período, los autores relevantes, siempre especializados en escribir para la escena pero casi nunca con formación teatral más allá de escribir teatro. En resumen, independencia del teatro comercial pero también independencia del Estado; trabajo con el objetivo de lograr la sala propia en donde presentar su propia elaboración artística; y un vínculo con el repertorio más bien exterior, de estudio y discusión del mismo, pero no de producción propia. Estos tres aspectos de estos grupos que dan origen al movimiento del teatro independiente en nuestro país nos interesa vincularlos con un nuevo movimiento de colectivos independientes que en otro contexto genera modos distintos de resolver dificultades similares.
Independientes en el borde
Entre el 27 y el 30 de octubre se realizará: AL BORDE, un encuentro de Colectivos Teatrales Independientes de Montevideo, encuentro que: “surge de la necesidad de potenciar y visibilizar el trabajo de diversos colectivos que desde hace años vienen trabajando e investigando en el lenguaje teatral, generando espectáculos y producciones que se presentan por fuera del circuito oficial y comercial de salas de la ciudad” . Colectivos que trabajan “fuera del circuito oficial y comercial de salas de la ciudad”, o sea, colectivos que no encuentran espacio para trabajar en un circuito oficial que hoy en día está muy marcado por la presencia de las salas del viejo teatro independiente (El Tinglado, el Circular, El Galpón). Aquí hay una tensión entre estos “nuevos” independientes y los independientes “oficiales”. La solución en los inicios fue un camino que culminó en la creación de nuevas salas, algo que este nuevo contexto socioeconómico es más que utópico. Pero ante la carencia de salas para poder hacer su trabajo, estos nuevos colectivos van por un camino iniciado en los años noventa, el de presentar sus obras en espacios no convencionales, generando poco a poco una estética que se adapta a los espacios en que deben trabajar en un proceso de investigación del lenguaje teatral que incluye al espacio como un elemento más de creación. Por otro lado la forma de financiar los espectáculos, hablando de un teatro que se sigue reivindicando independiente de los empresarios teatrales (que tal cual los de las década del treinta y cuarenta del siglo pasado ya no existen en nuestro medio), agrega en esta época un vínculo con el Estado que se ha complejizado. Por un lado muchas salas teatrales “independientes” de nuestro medio se encuentran subvencionadas por el Estado, y por otro lado los apoyos en forma de diversos fondos también condicionan a ciertos espectáculos en su propuesta para poder ser potenciales beneficiarios de dichos fondos. Sin negar la importancia del interés del Estado por apoyar el teatro, los colectivos que integran AL BORDE se encuentran buscando un modo de producción alternativo, en que privilegian la autogestión y las formas alternativas de financiamiento. Este camino sí los acerca a la independencia de la que hablaba Yáñez, independencia tanto del empresario como del Estado, una independencia que no está tan clara en los grupos históricos que aún se encuentran trabajando. Por último, nos interesa detenernos en la relación con el “repertorio”. A diferencia de los grupos independientes históricos, que buscaban lo que iban a “representar” afuera, los colectivos que integran AL BORDE generan ellos mismos su repertorio: “buscando rasgos identitarios y generacionales en sus obras, fomentando el trabajo sobre dramaturgos nacionales, o creando desde la concepción del actor/diseñador-creador”. Lo que hermana a estos colectivos teatrales independientes con los orígenes del movimiento teatral independiente tanto como los diferencia con el teatro independiente oficial es el componente etáreo de sus integrantes. En su enorme mayoría quienes integran este encuentro son menores de 40 años, en muchos casos menores de 30 años, lo que nos hizo recordar las palabras de Juan Carlos Legido: “el teatro independiente, por sus caracteres, es siempre empresa de jóvenes”.
AL BORDE comienza hoy jueves 27 a las 18:00 horas con una charla inaugural abierta que pasará por algunos tópicos repasados más arriba en la que participarán integrantes de los 8 colectivos que integran el encuentro: En el Ruedo, Elefante Teatro, El Almacén, Laboratorio de Práctica Teatral, La Carnicerì, Los Rusos, Los Tenedores, ¡Rocanrol! y Teatro de las Vacas. El Encuentro tendrá lugar en el Espacio Cultural Las Bóvedas y su anexo, ubicado en la Rambla 25 de Agosto 575 entre J. C. Gómez e Ituzaingó. La programación se puede consultar en: encuentroalborde.wixsite.com/teatro